Gracias, amigos por celebrar este aniversario 1. Los invito a café, que es más tradicional que las tazas de té que suelo beber. Espero que nos desvelemos un poco a esta hora. Ha sido un tiempo intenso, dentro y fuera de la pantalla. Soy ahora un año más vieja, cosa que en mi CV y en las bases de datos de recursos humanos se nota mucho. Obama ganó las elecciones y ha encendido la esperanza de gente muy distinta, opuesta incluso, conozco poca gente que no simpatice con sus proyectos. Hay cuatro millones de parados en España y la recesión hace rato se llama ya crisis, con la deflación sobrevolando. Y mi empresa, como muchas pequeñas empresas, está a punto de cerrar. Mi hipoteca apenas ha notado la baja del Euribor porque la revisión tocó a principios de año y estoy pagando el dinero a un precio mucho más caro del que tiene a ahora, por una casa mucho más cara de lo que vale. Cuba sobrevive en su eterno compás de espera y la espiral inversa toca fondo, ahora con la crisis de caja, de divisa efectiva. Y los muchachos crecen. Y los viejos tienen más achaques. Y hace frío en Madrid, más que la pasada primavera cuando me decidí a publicar algo en forma de post.
En medio de este panorama no demasiado estimulante, como les decía, las musas se recogen y bajan las persianas para que pase el desfile de las preocupaciones. No tengo pues mucho tiempo para elaborar entradas, a pesar de que la vida ocurre y es fuente constante de vivencias que merecen ser compartidas. Ni siquiera alcanzo a entrar con la frecuencia que me gustaría en las “parroquias” blogueras de las que soy asidua, el templo del Garri, que es pura terapia anti-estrés, la casa siempre abierta y llena (de gente) y de cositas interesantes de las amigas Aguaya e Ivis que me “arrastraron” a esta experiencia blogger con sus debates y sus nostalgias bien traídas. Poco estoy leyendo las sabias y afiladas notas del amigo Wesbri a sus temidos 60s, las crónicas cortas de Algodar, siempre agudas también, ni las elaboradas entradas en el idioma de Shakespeare del Cuban-in-London, constante y fiel amigo. Tampoco a Rosa, a Gaviota. Echo de menos las descargas en el espacio multitemático y animado que mantiene la pandilla Generación Asere, donde me gusta tanto deambular y meter la cuchareta. Aquí están sus links.
En medio de este panorama no demasiado estimulante, como les decía, las musas se recogen y bajan las persianas para que pase el desfile de las preocupaciones. No tengo pues mucho tiempo para elaborar entradas, a pesar de que la vida ocurre y es fuente constante de vivencias que merecen ser compartidas. Ni siquiera alcanzo a entrar con la frecuencia que me gustaría en las “parroquias” blogueras de las que soy asidua, el templo del Garri, que es pura terapia anti-estrés, la casa siempre abierta y llena (de gente) y de cositas interesantes de las amigas Aguaya e Ivis que me “arrastraron” a esta experiencia blogger con sus debates y sus nostalgias bien traídas. Poco estoy leyendo las sabias y afiladas notas del amigo Wesbri a sus temidos 60s, las crónicas cortas de Algodar, siempre agudas también, ni las elaboradas entradas en el idioma de Shakespeare del Cuban-in-London, constante y fiel amigo. Tampoco a Rosa, a Gaviota. Echo de menos las descargas en el espacio multitemático y animado que mantiene la pandilla Generación Asere, donde me gusta tanto deambular y meter la cuchareta. Aquí están sus links.
Eso es. Hoy vuelvo a decir que “Para esto de publicar en un blog hace falta tiempo...y tener algo que decir.” Que sigo escasa de lo primero (sobre todo de lo primero!) y que trato ahora de prepararme, aumentar la cualificación y la red de contactos para cuando tenga que salir al mercado laboral, ese saturado de gente que ha perdido su empleo y su forma de subsistencia, incluso de jóvenes cuya fecha de nacimiento empieza con 197… y no tienen problema con los fríos criterios discriminativos de las bases de datos (según los cuales Brad Pitt no estaría en edad óptima para muchas plazas). Quizás matricule en una academia para presentar alguna Oposición a puestos del sector público. También consume tiempo y mucho, mucho esfuerzo, pero es una de las alternativas para dormir tranquila…y no importa la edad!
Todo se andará. Y pedir el último en la cola del INEM es también una vivencia. Jodida e incierta, pero una vivencia al fin y al cabo.
Así que perdonen, amigos y visitantes, si me pierdo un poco de las pantallas, es solo temporal. Espero estar aquí para contar mejores cosas que estas preocupaciones que acompañan el primer año en Blogger.
