Que me regala un Bob Esponja, y a pesar de lo callada que estoy en el blog, dice:
Con ello vienen 9 preguntas, que respondo así:
1-¿Por qué creaste el blog? - Para hablar de las cosas que me pasan, las que me gustan o disgustan, cuando tengo tiempo de darles forma escrita o de cristalizarlas en una imagen.
2-¿Qué tipo de blog sigues? - Los de amigos, casi todos "cubanos por el mundo", con estilos y formas de pensar diferentes, diversas.
3-¿Tiene alguna marca preferida de maquillaje? - No quiero publicidad gratuita, pero Yves Rocher tiene un buen equilibrio calidad - precio, en general para casi todo me conformo con la marca blanca del super, de Mercadona con su Deliplus que es buenísima y económica.
4-¿Y de ropa? - Noooo. Soy feliz encontrando cosas bonitas y baratas y las de marca no siempre lo son.
5-¿Cúal es tu producto de maquillaje imprescindible? - La base y la barra de labios.
6-¿Tu color preferido? - El lila.
7-¿Tu perfume? - Anais Anais
8-¿La película que mas te ha gustado?- Son muchas, depende también del ánimo.
9-¿Que países te gustaría conocer y porqué?- Argentina, tiene un encanto especial.
Parece que Bob Esponja debe seguir viaje en el océano bloguero, así que lo paso a:
A sus 60 y algo casi-llenó la pedregosa explanada de la Huerta del Palacio Arzobispal, tan larga y ancha, de muro a muro, que el mismísimo Bob Dylan la casi-llenó también aquel verano del 2004. Mucha gente de todas las edades, desde 12 a 70, abuelas, solterones con gafas, adolescentes cañeros, cuarentones freakies con rastas y vaqueros con huecos, rojos y peperos - más de los primeros que de los segundos claro, vistosas rubias en tacones, de todo había en la huerta sabiniana… Vinagre y Rosas fue el eje del concierto, con ese fondo de escenario lleno de tuberías grises y no tan grises por las guirnaldas, el mismo trasfondo que acompaña toda la gira del disco, igual en Montevideo que en Salamanca. Confieso que no me cala el aire melancólico de esas nuevas canciones, de las cuales no puedo tararear más de la mitad, salvando su viejo estilo presente en Menos dos alas: “decía [González] que morirse no era tan grave / y agonizó en voz baja por cortesía.” Pero allí estaba, Sabina, tan flaco y tan calavera como siempre, convenciéndome con su magia, su bombín y su voz ronca.
Pancho Varona fue el que estuvo al centro de la escena al romper el concierto, todo de negro, con su guitarra, y un misterioso sombrero de ala que luego -con el calor creciente- combinó eclécticamente con un tremendo abanico, negro también. Comenzaban los acordes de Y nos dieron las diez y 8,000 pares de ojos seguían esperando ver aparecer a Sabina, que salió entre gritos de “¡ahora, sí!” desde un lateral. Jaime Asúa, rockero como siempre, Antoñito García de Diego de blanco entero, divertido en su esquina en una fiesta de teclas, fumando a cada rato (lástima de su garganta y de sus entrañables coros). Josemi Sagaste, marinero en medio con el saxo o teclados, poniendo un toque vital y joven entre tanta veteranía y Mara, oh! Marita Barros el otro toque, fresca y flamenca, con un chorro de voz y contoneando sus redondeces sin complejos, como la suele presentar Sabina “borda el papel de amazona / que mi cartel necesita / ni un gramo de silicona / Mademoiselle Barros ¡Marita!” De todos los videos que encontré por ahí este es el más corto y ya le hace justicia a su gracia.
Cierto es que el formato se vio rigurosamente estructurado, con un guiño evidente al espectáculo, cambios de ropa al compás de algún texto, pequeñas escenificaciones como en Una Canción para la Magdalena, con cigarrillos y subidas de tono. Sabina lleva el guión y, aunque se toma descansos cediendo el protagonismo a la banda, mantiene su vigor cuando salta, baila, blande el bastón y sorprende a cada rato al público para que no se olvide del juglar pícaro que fue. Luego de declamar un soneto, soltó una de las suyas ante los aplausos interminables: “No juguéis con fuego, que sigo recitando y no canto”.
En otro momento una señora desde el público le gritó “Sabina, ¡regálame el gorro!” y él, entre molesto y sonriente, regresó al otro lado del escenario repitiendo “¿a este maravilloso bombín le llamas gorro?...el gorro, dice…!”
Más allá de estos dos chispazos de humor sabiniano le vi correcto, con pocas muestras de su tradicional irreverencia, será el cansancio, será que la cercanía del Obispado y los vetustos muros del Palacio Arzobispal, el ambiente de fiestas patronales y aire religioso de la vieja Alcalá lo indujeron a la mesura.
El resto, sus canciones clásicas, un gustazo y un trance. No me canso de escucharle cantar Aves de Paso o Peces de Ciudad…La del Pirata Cojo o cualquiera de Física y Química. Suenan igual. Eterno Sabina y eternos sus músicos, no hay diferencia entre el concierto y las melodías y acordes que tenemos en la memoria gracias a los discos y eso es convincente. Como en casi todos los conciertos se despidió tres veces y repitió, regresando con más de las de siempre ante los vítores y palmas de “Sabina, Sabina, así no se termina!”
Cuando la gente completaba las estrofas se le veía reír, reír de verdad y no solo como parte del guión. Es una forma de conexión con el público que lo gratifica, un público del que -por otra parte- Sabina está siempre distante físicamente, protegido y aislado, al menos en estos tiempos, tan diferentes de aquellas descargas en la Mandrágora.
Un enjambre de gente se aproximaba a su microbús a la entrada del concierto y otro trataba de despedirlo. Mientras tanto nosotros, larga espera por medio, llegamos hasta la primera fila y le vimos cantar, a escasos 3 metros, durante dos horas y media, todo un lujo para esta fiel seguidora, levantando a ratos nuestra pancarta “QUE VIVAN TUS MUSAS, FLACO”, bajo protesta de los que en ese momento dejaban de ver el escenario.
Es verdad, su voz no es la que era, la que nunca fue, pero su verbo y su guitarra son genuinos. Sus músicos son excelentes. Y vale la pena siempre ver a Joaquín y compartir la pasión sabinera. Dicen que con Vinagre y Rosas se despide de los grandes escenarios. No te vayas lejos pues, maestro… “ojalá que volvamos a vernos!"
Esta es una entrada pequeña, una mini-entrada de domingo luego de un mes perdida de la pantalla.
Pero (por si la etiqueta les lleva a recalar aquí) quiero dar gracias a Israel y Joel, y a la buena banda que han juntado, por esa magnífica descarga en la sala Heineken de Madrid el martes pasado.
Valió la pena trasnochar y llegar rendida al trabajo, estos muchachos calan bien el alma y el oído. Son buenísimos. Y como los buenos, los genuinos, suenan mejor aún vivo que en sus grabaciones.
Tantas veces que les perseguí en el Pabellón en Cuba, en la Casa de la Música, en aquellos lares...y al fin te atrapé Isra!
Gracias por abrir una ventana a la Habana de ahora, la de antier y sus problemas, por decir desde hace diez años lo que no muchos dicen, y hacerlo sin bilis. Gracias por la gracia y el sabor, guajiros guantanameros. Y gracias por dejarnos entrar, por la buena música, por esas baladas lindas que conmovieron otra vez a los paisanos en la cita madrileña.
Les quiero siempre, "obreros de los buenos sentimientos"...
Coincidencias. El pasado 21 de septiembre el presidente Obama asistía al popular late night show de David Letterman y una mujer del público le quiso regalar una patata en forma de corazón. Obama, con su notorio sentido del humor, se interesó por el tubérculo y se lo quedó, con un "This is remarkable".
Pues esta semana encontré en el puesto de verduras de mi barrio una patata enorme y "acorazonada". Esta viene de Galicia y es de cosecha nueva. Todavía tiene tierrita. No creo probable que me tropiece por ahí a Obama en ningún sitio, pero con gusto se la regalaría. Como a mucha gente, me gusta Obama y conque logre el 10% de sus ambiciosas promesas ya habrá hecho bastante. Aunque sea por contraste con lo que había. Aunque sea por no desencadenar una guerra nueva. Aunque sea por traer esperanza y sentido de conciliación, negro y blanco, mesura a este comienzo de siglo. Aquí queda el tubérculo para los curiosos de las formas. Lo mismo vista desde atrás esta patata es más voluptuosa que un simple corazón.
Así empezó Pancho Varona ayer la descarga sabinera. Y es cierto que estaba a tope la sala madrileña donde los músicos de Sabina cerraron su temporada de presentaciones, y recrearon una vez más su larguísima discografía.
Público había de todos tipos, desde veinteañeras con botas de gamuza a lo Peter Pan, pasando por grupos enteros de cuarentones marchosos -como esta servidora- hasta muchas cabezas canas que rondaban los sesenta, la edad de esos 50 y 10 que con arte y gracia llevan Joaquín y muchos de su tropa de cuerdas y teclados. Por allí andaban también sus hijas Carmela y Rocío. Grupos enteros de argentinos, gente de Uruguay, de México, donde la música de Sabina tiene arraigo. Eso, estaba peta’o el sitio y traté de encontrar un lugarcito lo más cerca posible, ahí junto a la esquina derecha del escenario.
Además de las guitarras de Pancho Varona, que guió la noche con su protagonismo natural y sereno, y la de José Antonio Romero estaban Antonio García de Diego (guitarras, teclados, armónica) y Pedro Barceló en la batería, excelente.
Y Jaime Asúa, con sus guitarras. Me gustó mucho Asúa,primera vez que le veo tan cerca, todo energía, fundiendo voz, melena y cuerdas, con un poco de ese toque canalla y vital que suele aportar Sabina. Entre todos pusieron la voz y los coros, alternando en algunas canciones con el acompañamiento de dos exViceversa. Una buena noticia, Pancho anunciaba que acaban de terminar el viernes con Joaquín el nuevo disco Vinagre y Rosas, y que habrá pronto gira. Algarabía en la sala.
Rompieron con Caballo de Cartón,cuya letra me sabía antes de llegar a Madrid, sin haber subido nunca a la Línea 1 ni haber estado en la emblemática Tirso de Molina (no entendía bien hasta entonces esas estrofas con el nombre de las estaciones). Luego siguió Vámonos Pal Sur y una versión deliciosa de Eva tomando el Sol… “Eva tomando el sol, bendito descontrol/ Besos, cebolla y pan, que más quieres Adán”¡Qué buena por Dios! Y llegó Rebajas de Enero, que no es para emociones fuertes pero gusta igual (con Pancho y su piso en Gran Vía que tampoco queda tan cerca del cielo), seguida de la antológica Amor se Llama el Juego y de la no menos antológica Peces de Ciudad. El Caso de la Rubia Platino tuvo su espacio, no es de mis preferidas, pero sonó igual que en los discos, con cuidadas descargas instrumentales.
Llueve sobre mojado, encabezó otro bloque, en el que Antonio García de Diego cantó Contigo, con el coro final en tono bulería. A continuación invitaron al escenario a una chica que les acompañará como vocalista y que presentaron como Mara Barrios (qué lujo Mara). Sonó muy bien cantando un trozo de una vieja copla folclórica "Y sin embargo, te quiero", preludio de Y sin embargo, la que todos sabemos, otra de las grandes de Sabina, en la que un timbre femenino se unió a los coros, como en su tiempo hiciera Olga Román.
Empezó entonces un jam en el que subía a cantar gente del público, (presumiblemente ‘inscritos’ antes porque eran llamados por sus nombres) de dos en dos o de tres en tres. Buen rato. Por allí pasaron varios haciendo a su modo Quien me ha Robado el Mes de Abril, Calle Melancolía (buen intento, del chico de la camiseta verde y su compañero),Pongamos que Hablo de Madrid, Princesa y una de mis canciones preferidas El Rocanrol de los Idiotas, un diez para el chico del Rocanrol de los Idiotas, que además de cantarla en tiempo y a tono...era guapísimo!
Pacto entre caballeros fue elegida paradójicamente por tres chicas, 'mucha policía' como siempre al final, y otras dos entonaron La del Pirata Cojo. Medias Negras sonó también. Cerró esa especial sesión de karaoke-vivo sabinero una tumultuaria Noches de Bodas, a la que se unieron Lupita de México, chicas, chicos con ganas de cantar y abrazar a la banda que, para terminar en modo ranchero, empalmó sus acordes con los de Y Nos Dieron las Diez…
Allí nos dieron las doce, y queríamos más. Otra, otra…
No estaba Joaquín, pero es como si estuviera, sus letras sonaban por él. A juzgar por la cantidad de jóvenes que había en la sala, la vocación sabinera tiene larga vida, va aumentando con las generaciones, y sus músicos, co-autores y co-intérpretes de esas joyas-canciones, tienen mucho que ver en eso.
Lo de Havana con V será por aquello del Havana Club (benditos patrocinadores) pero el triángulo de la calle Ballesta y los aledaños de la plaza de San Ildefonso eran ayer un trocito de la Habana con B, castiza y bachatosa.
Aprovecho mi escapada vespertina a la celebración, organizada por la Asociación de Comerciantes del madrileño barrio de Triball, para traer aquí un mini reportaje, a manera de despertar luego de un impass de varias semanas. Perdónenme lectores y visitantes la ausencia sin haber colgado el letrero de “Cerrado por Vida Convulsa”.
Desde que subía, ya anocheciendo, por la calle Puebla sentí el corito inconfundible ..."el cuarto de Tula, le cogió candela, se quedó dormida y"… Luego de una jornada de baile callejero y de proyecciones de cine cubano en el Teatro Lara, por el estrado de la plaza seguían pasando a esa hora varios conjuntos cubanos de animación musical, algunos llegados de otros sitios de España. Uno de los cantantes - que venía de Murcia- pisaba Madrid por primera vez luego de 19 años en España y se divirtió de lo lindo formando coreografías con la gente, del tipo “a la derecha, a la izquierda” y “las chicas pa quí, los chicos pa´llá, aaah, yogurrrrr!”… y mezcla de coritos mitad del Médico, mitad Van Van y Charanga, no muy originales, pero que en estas descargas funcionan de maravilla para animar la peña. No era la Habana, pero la recordaba bastante.
Y la cintura inconfundible, caballero...!
A que eso se pega?
El ambiente, de barrio, de mezcla, algunas parejas jóvenes practicando la salsa de las academias (a su ritmo), los negrones cubanos, folclóricos, unos con camisetas del evento en negro y otros con sombrero y de blanco impoluto a esas horas de la noche, sacando a bailar y haciendo valer su protagonismo, familias cubanas y familias españolas -con fiñes incluidos- guarachando juntas a la voz de “mano-pa-rriba-mi-gente”…Chinos y chinitas por doquier, con bolsa en ristre ofreciendo “celvesa flía”, tan insistentemente que salían en las fotos, el flujo de gente interminable que baja a esos barrios desde Gran Vía…Vecinos tomando el fresco, mirando sorprendidos tal cumbancha y paseando a sus perros, mulatonas con turbante tirando las cartas, gente jugando dominó, y kioscos y terrazas…y mucho mojito. Y una exposición fotográfica“Culto a la Vida” con fotos de Alom.
Encontré a un grupo de cubanos con una amiga búlgara, que viene del pueblo de Pomori, donde -aún! se fabrica aquella pasta dental que al menos los cuarentones cubanos recordamos: ElPomorín! Gracias Rostitza por la instantánea.
Así era anoche la fiesta cubana en Ballesta. Me gustó llegarme allí, y de paso saludar al amigo cubano Rubén en su Café de la Luz, un sitio hecho con gusto, que “ilumina” una esquina a pocos metros de allí, donde se juntan las calles Barco y Puebla. El ambiente es exquisito, y además de otros cócteles sirve mojitos, igual de frescos, para ser disfrutados con un trasfondo musical bien cuidado. Ideal para recalar en las excursiones de tarde o noche a Fuencarral. Un 10 de 10... y esperarme por allí Ruben!
Corre un verano difícil para mí, no tengo vacaciones, ni sol ni arena como Pilar, solo un nuevo trabajo que me absorbe y retos familiares que comprometen los días y a veces las noches. Por eso mi espacio ha estado quieto desde hace más de un mes, como el jardín que no hay tiempo de atender, aunque postear sea algo que me gusta tanto como regar y podar las matas.
No pude viajar a Palma para unirme a Blogueando a Cuba. Buena cosa me perdí, viendo hoy las vistas desde el hotel Amic Horizonte y el excelente ambiente de la reunión de bloggers.
Creo que no se trata solo de blogs & beers. A lo largo de más de un año, el sitio Blogueando a Cuba ha reunido más de 120 bitácoras relacionadas con Cuba, ha dejado tras de sí una indudable repercusión mediática y contiene valiosos materiales de ayuda y soporte para la gestión de blogs, resultado de la constante y calificada acción recopilativa de Aguaya.
No es sencillo reunir voluntades, acciones, menos aún hacerlo dentro de la fragmentada diáspora de cubanos, con enfoques tan diferentes como dispersos. Pero encuentros como este hacen bien a la causa de una Cuba mejor. Que no se cierre ese espacio, que sigan las palabras y las teclas ayudando a crear una Cuba de progreso, sin revanchas, donde no importe tanto que partido o que bando gana, sino que la gente común tenga lo básico, trabajo, casa y comida. Una Cuba más plural, abierta, donde Internet sea un bien de uso público, como en la mayor parte del mundo.
Un aplauso y palmas sinceras para Ivis, promotora incansable, Aguaya y otros bloggers que hicieron verdad esta magnífica iniciativa bloguera. También a Vanito Brown por estar allí, con su buen timbre.